lunes, 3 de octubre de 2011

El pomelo y los medicamentos

El pomelo y los medicamentos

La interacción entre el pomelo y los medicamentos fue descubierta por azar en el curso de una investigación que pretendía estudiar la posible interacción existente entre una medicina hipotensora y el alcohol. El zumo de pomelo se utilizó como vehículo para enmascarar el gusto a alcohol y lo que se encontró fue que mientras que el alcohol no afectaba a la cantidad de fármaco circulante en el cuerpo, sin embargo, el zumo de pomelo incrementaba notablemente tal concentración.

Actualmente se conocen más de una quincena de principios activos sensibles al zumo de pomelo, que están presentes en un centenar de medicamentos comercializados. Vamos a citar algunos de los más conocidos: la Cafeína, constituyente usual de más de veinte antigripales y preparaciones similares, antihistamínicos y antialérgicos como Astemizol; el también antihistamínico Terfenadina, presente en varios preparados; la Eritromicina, constituyente de casi una quincena de preparaciones comerciales; las Estatinas para el colesterol, como la Lovastatina,  o la Pravastatina, o la Simvastatina. Como ejemplo concreto de la magnitud del efecto del pomelo podemos fijarnos en el hipotensor Nisolpidina, que al igual que otros bloqueantes de los canales de calcio, se absorbe bien oralmente, pero debido a su alto metabolismo presistémico intestinal y hepático, antes de actuar, en condiciones normales su biodisponibilidad es solo del 5%. Sin embargo, cuando se toma junto o cerca de una ingesta de zumo de pomelo la concentración sanguínea del principio activo se multiplica por un factor de siete, es decir, es como si se hubiese tomado siete veces la dosis prescrita.

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