Todos hemos escuchado alguna vez la famosa frase "somos lo que comemos". ¿Crees que sea realmente así? Si la respuesta es no, entonces piensa de nuevo, porque en realidad sí lo es. Nuestra forma de comer ha cambiado a lo largo de los años, de hecho, a lo largo de los siglos. Hace más de cien años atrás, nuestra dieta era casi nula en cuanto a alimentos procesados. Comíamos de nuestros jardines y nuestra tierra. Nadie venía a casa y abría un paquete de galletitas o papas fritas.
Entonces ¿qué sucedió? Con el progreso viene una seria reducción del tiempo. Porque tenemos menos tiempo, buscamos comidas que nos resulten más cómodas de conseguir o preparar. Esto incluye todos los restaurantes de comida rápida que emergen cual hongos tras la lluvia. Y también incluye aquella comida que no necesita preparación.
Pero ¿alguna vez te has detenido a leer las etiquetas de los productos para saber qué estás ingresando en tu organismo?
La buena salud para tu cuerpo, mente y piel viene de la mano con una alimentación más natural y saludable. Pon las comidas que tú y tu familia consumen habitualmente bajo la lupa y evalúa si lo que estás consumiendo es comida real o si acaba de salir de un laboratorio químico.
Algunos de los químicos más utilizados en los alimentos procesados son el jarabe de maíz alto en fructosa, el aceite parcialmente hidrogenado y monoglicéridos y diglicéridos. Todos potencialmente muy dañinos para nuestro pobre cuerpo.
Via : http://www.blogdefarmacia.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario