La prostatitis es una inflamación de la glándula prostática debida a una infección bacteriana o de causa desconocida que puede ser aguda o crónica.
La prostatitis aguda bacteriana generalmente se debe a Gram negativos, especialmente Echerichia coli seguida de klebsiella, Proteus y Pseudomonas aeruginosa. Es menos frecuente que se produzca por Clamidias trachomatis o Neissiera gonorrhoeae.
Los gérmenes pueden alcanzar la próstata por tres vías: por vía hematógena, por propagación de flora fecal a través de los vasos linfáticos y por vía urinaria por orina contaminada.
La prostatitis crónica puede deberse a una prostatitis bacteriana que no se ha curado bien, a una inflamación crónica de la próstata o al estrés y la actividad sexual irregular de forma continuada, con la retención de la eyaculación.
Suele aparecer en adultos jóvenes o varones de edad media. Es la infección urinaria más frecuente en el varón entre la segunda y cuarta décadas de la vida. La prostatitis es exclusiva del varón, ya que las mujeres no tienen próstata.
Sintomatológicamente el cuadro se presenta con aparición de un síndrome cistitico en el que se reconocen disuria, polaquiuria y urgencia miccional, acompañados de dolor en region perineal que puede irradiarse a zona sacra y suprapubica. A menudo se constata fiebre con escalofríos y afección del estado general. Puede llegar a presentarse bacteriemia y shock séptico. En el tacto rectal se aprecia próstata aumentada de tamaño y dolorosa a la palpación.
El diagnostico se realiza con un tacto prostático por vía rectal y mediante urocultivo donde se reconoce el germen.
Su tratamiento depende de la concentración de antibióticos en secreciones prostáticas. Se usan trimetoprima, fluoroquinolonas, rifampicina o macrolidos por vía oral en esquemas y dosis variables.
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