En un chequeo médico tradicional el médico se vale de distintos sistemas para conocer el estado de salud de sus pacientes. El monitoreo de la presión arterial es uno de los exámenes que se hacen en un control rutinario para conocer el riesgo de una persona de desarrollar enfermedades circulatorias (especialmente hipertensión). Si bien estos chequeos pueden ser muy efectivos como medidas de prevención de enfermedades del sistema circulatorio, para obtener valores más confiables lo más recomendable es monitorear la presión arterial en casa.
Las personas que están en condiciones de monitorear su presión arterial en casa pueden efectuar registros diarios y comprobar pequeñas variaciones sobre los niveles de presión a lo largo de todo el día (algo que el médico, evidentemente, no puede hacer). Para monitorear la presión arterial en casa solo necesitamos un monitor de presión (puede ser aneroide o digital). Cada uno de los modelos tiene sus pros y sus contras. El aneroide, de funcionamiento analógico, es más económico y fácil de transportar que el digital pero requiere de algunos conocimientos previos y de ciertas nociones médicas para interpretar las cifras. El monitor digital puede ser más costoso, pero permite almacenar registros y ofrece resultados tanto a nivel gráfico como auditivo (las cifras de los resultados, además, aparecen en caracteres bastante grandes).
Antes de monitorear la presión arterial es importante tomar algunas precauciones para no malograr el examen. Unos 30 minutos antes de efectuar el examen se recomienda dejar de beber alcohol, café o tabaco. También conviene vaciar la vejiga de forma previa a la medición y adoptar una posición relajada. Un resultado de presión arterial normal es el conocido 120/80. Los valores de presión arterial alta (pre-hipertensión) empiezan a partir de 140/90, mientras que un caso de hipotensión mostrará valores por debajo de 90/60.
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