Dentro de las múltiples enfermedades que podemos encontrar en la dermis, es decir, la piel, la más conocida y notable a simple vista es la psoriasis. La misma suele afectar especialmente a codos, rodillas y cuero cabelludo aunque puede afectar realmente a todo el cuerpo. Suele aparecer y mejorar a brotes. Se manifiesta en forma de escamas con tendencia a un color rojizo intenso, si bien no es contagiosa, al ser tan visible, la persona que es portadora de esta enfermedad se ve condicionada en muchos casos a nivel social.
Desde el punto de vista de la medicina convencional se la suele tratar, en la mayoría de los casos, con cremas de cortisona, pero siempre teniendo en cuenta que cada paciente es un caso único e individual, es por esto que el análisis del especialista será primordial para un tratamiento adecuado para cada caso en particular. La medicina natural la entiende como una acumulación de factores e intenta abarcarlos a todos: factor mental-emocional: el estrés siempre agrava o desencadena la psoriasis. Reorganizar nuestra vida, hacer más deporte, relajación, evitar tomar excitantes y tomar plantas relajantes; factor dietético: equilibrar nuestra dieta, evitar el abuso de carne y lácteos, excitantes, café, tabaco y la comida basura. Aumentar el aporte de ácidos grasos, frutas y verduras; Factor alérgico: muchos homeópatas relacionan las vacunaciones y el exceso de medicación con los problemas de psoriasis. También el tema de las alergias o subalergias alimentarias suele estar detrás de algunas psoriasis; factor de mala eliminación: hay que ayudar al organismo a eliminar las toxinas (evitar el estreñimiento, favorecer el drenaje de los riñones y del hígado; y favorecer la sudoración).
Si bien se la puede controlar, todavía no existe una cura efectiva y definitiva para la psoriasis y cada tratamiento variará según el paciente y como reaccione su organismo a este.
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